domingo. 08.09.2024

Huda, una de las integrantes más activas del colectivo madrileño Free Sis Mafia, que tanto ha aportado a la innovación del panorama nacional, nos alegraba el mes hace apenas unos días con el lanzamiento de su primer LP. Un disco que no solo le consolida como artista, sino que define un nuevo sonido muy difícil de describir. Huda da un vuelvo a la escena con este trabajo, y deja claro su potencial renovador, con una fusión de sonidos y códigos poco explotada anteriormente. 

Jamila es un disco increíble, por muchos motivos. Sobrio y elegante, muestra una vez más (como sucedía con otros trabajos que han salido en estos días) la realidad multicultural de los barrios populares de nuestro país, que se filtra en la música de nuestros artistas. Vamos a comentar Jamila y los puntos fuertes que hacen de este trabajo un auténtico discazo. 

Sobriedad y realidad

El disco de Huda llama la atención combinando una serie de elementos que hemos observado en trabajos anteriores, y aportando otros nuevos, desde la perspectiva de la propia artista y su contexto sociocultural. 

Lo primero que llama la atención de Jamila es su sobriedad. Una portada oscura, en la que destaca la figura de la propia Huda mientras se difumina la figura de la mujer a la que besa en la frente, la cual se mezcla con el fondo. Un disco de 13 cortes, sin colaboraciones. Todo un patio de recreo para que Huda experimente y desarrolle un sonido que nos ha impactado, con el apoyo de Illink y $kyhook. 

Esto último lo hemos visto como una tendencia en auge. Con excepciones, por supuesto, últimamente vemos muchos trabajos con pocos colaboradores. Casualmente, esto suele coincidir con un desarrollo de sonido espectacular, dando como resultado discos muy personales, característicos, y fruto de una creatividad individual y marcada. Ha sido el caso de discos como el de Foyone o Elio Toffana, donde hemos encontrado un sonido que define al artista y le distingue del resto del panorama. 

En Jamila encontramos nuevamente esta situación, quizá más marcada ante la falta total de colaboradores. La producción de Illink y $kyhook acaban de marcar esta diferencia con una fusión de sonidos electrónicos y un aura profundamente oscura y seria, que dota a Jamila de un sonido totalmente inclasificable y muy personal. Una auténtica gozada de disco, en el cual además vemos desarrollarse a Huda como letrista en todo su potencial. 

La voz de una realidad que cobra fuerza

Huda plasma en sus letras una realidad que en ocasiones parece que en nuestro país no se quiere ver. La creciente multiculturalidad de nuestros barrios populares, y la necesidad de aceptarla, de abrazarla e integrarla como un contexto enriquecedor para nuestra sociedad. En este sentido, escuchando Jamila, no hemos podido evitar pensar aunque sea brevemente en Morad, pese a que a nivel de sonido este disco no tenga nada que ver con la música del barcelonés. 

La madrileña se nos presenta en este contexto de forma visceral, abierta al mundo y con un mensaje pesado, cargado con toda la realidad que lleva a cuesta. Una realidad multicultural, obrera y buscavidas, que marca el día a día de buena parte de nuestra sociedad. Una realidad en la que se combinan, igual que  en este disco, el castellano y el árabe, aportando además una sonoridad preciosa que no disfrutábamos de tal forma proviniendo de un grupo nacional desde Delahoja. 

La madrileña da por tanto lugar a un disco hijo de su tiempo, una clara representación de la evolución y de las necesidades actuales de nuestro país, en un ejercicio personal, precioso y muy, muy difícil de clasificar o describir. 

Una auténtica maravilla de trabajo. 

Ya está aquí el indescriptible disco de Huda, Jamila
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