viernes. 22.11.2024

A mediados de los 80, Madrid, vivía un auténtico fenómeno de revolución sociocultural. La Movida Madrileña había roto todos los esquemas del arte madrileño, y no solo a nivel musical. Alaska y los pegamoides, entre muchos otros, se mezclaban con el cine de Almodóvar que acababa de aparecer en escena. Los fanzines inundaban las calles, y la juventud madrileña gritaba en todas las formas de expresión posible para demostrar que estaban hartos.

Hartos y con ganas de olvidar el franquismo y todas sus consecuencias a nivel social. Hablamos ya no solamente de arte, sino de la revolución sexual, de la libertad de vestir y relacionarse de forma libre. 

En medio de esta locura, del movimiento contracultural que iniciaron Los Secretos en la Escuela de Caminos de Madrid, apareció una figura que iba a poner el arte patas arriba en España: apareció Muelle

¿Quién era Muelle? 

Juan Carlos Argüello, nacido en el 1965, se sumó a la revolución que vivía el país y concretamente la capital, pero añadiendo su propio modo de expresión. Puede que no fuese el primero (siempre es complejo decidir en que momento alguien es el iniciador de un movimiento social) pero lo que está claro, es que a nivel nacional fue el más influyente. 

A España había llegado el graffiti, aunque aún no lo sabíamos. Juan Carlos comenzó, de manera sistemática, a representar su firma, su marca personal en el barrio de Campamento en Madrid. Bajo el AKA de Muelle, y caracterizado por el muelle acabado en flecha y la emulación del símbolo de copyright. 

No podemos decir tampoco que Argüello lo hiciese con una conciencia de la cultura del Hip-Hop, ni sabemos cuáles fueron sus principales influencias. Lo cierto es que coincidió con los primeros asomos de este movimiento en nuestro país, y ciertamente, utilizó parte de su imaginería para su personal forma de expresión. 

Primero con un permanente (el Poska de la época) y luego con spray, se dedicó a dejar y desarrollar su firma por todos los rincones de la capital. Las piezas de Muelle ganaron en riqueza, apareciendo en lugares cada vez más llamativos, y ganando en complejidad.

El culmen de su obra llegó con la realización del graffiti de calle Montera, una pieza en pleno centro de la ciudad y perfectamente visible. 

La popularización de su figura fue tal, que aparecieron otros artistas que le emulaban, como Rafita, Glub o Bleck "La Rata". Este conjunto de artistas, que copiaban a Muelle, hizo que se terminase por hablar de un estilo totalmente endémico del graffiti solo desarrollado en Madrid: El estilo flechero. Basado en la inclusión de flechas constantemente como elemento añadido. 

No podemos hablar de un graffiti como lo conocemos

No obstante, pocas son las evidencias de una preocupación de Muelle por el graffiti más allá de su forma en sí. Estaba más relacionado con la subcultura del punk, llegando a tocar la batería en un grupo, Salida de Emergencia

Sin embargo, sin duda se vio atraído por el aspecto público y publicitario que tiene el graffiti. El fenómeno que generó llegó a ser tan popular, que hasta aseguró haber registrado su firma para evitar falsificaciones. Realizó piezas sin descanso por todo Madrid, y también por el resto del país y parte del extranjero. 

La fama que ganó en esta época, en la cual además no había toda la estructura legal que persigue al graffiti actualmente en nuestro país, hizo que su rostro se hiciese totalmente reconocible. Dio varias entrevistas en medios tanto televisivos como de prensa, en los que siempre recalcó la falta de intereses políticos en su obra. Solo buscaba la expresividad. 

En el 1993 cesó su actividad, en cuanto consideró que el mensaje que podía trasmitir con su marca se había agotado. En el 1995, murió víctima de un cáncer de hígado fulminante, poniendo fin a una leyenda gestada entre los 80 y los 90, que llegó tan rapidamente como se fue. 

El legado del Muelle

Además de ser el germen del estilo flechero, Argüello se ha convertido en un icono de Madrid y del street art español. Es una figura reconocida, a la que se le han concedido diversos honores. Entre ellos, tiene su propia plaza en Madrid, algo que seguramente el artista nunca se llegó siquiera a plantear. 

Su mítica pieza de la calle Monterafue objeto de un meticuloso proceso de restauración, por parte de los profesores y alumnos de la ESCRBC, que se realizó entre el 2016 y el 2017. Esta pieza se intentó declarar BIC (Bien de Interés Cultural) en 2010, aunque no pudo ser fruto de la falta de interés institucional. 

Hace poco, un décimo de la lotería mostraba una imagen de dicho graffiti en homenaje. 

Quién le diría a Argüello semejante cosa cuando empezó a pintar en los 80. El artista ha sido objeto de artículos, plataformas como el Observatorio de Arte Urbano, exposiciones, y un sinfín de trabajos que han reconocido su influencia en la evolución artística de Madrid y del país. Homenajes más que merecidos para un pionero que popularizó una de nuestras formas de expresión artística favoritas en un momento en el que se le pudo tachar de loco. 

¿Cómo podemos saber más sobre él?

Actualmente, el legado de Muelle sigue muy vivo. No por la muerte de artista se ha acabado su obra.

Si queréis profundizar en el artista madrileño, su vida y obra, podéis encontrar abundante información sobre él en el Observatorio de Arte Urbano, o en las redes sociales, donde a través de cuentas como la de Instagram, se visibiliza su arte y los actos generados alrededor de la misma. 

Os invitamos a descubrir un poco más de cerca el origen del graffiti en España, y como se generó un estilo propio y singular, que no tiene paralelismos en otras partes del mundo. Y de paso, descubrir una figura tan curiosa como la de Juan Carlos Argüello, carismática y efímera, como la de muchos otros artistas que nos fascinan. 

Muelle, el primer writer español
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