Te contamos todo sobre Fanático, la nueva serie de Netflix sobre el rap español
A finales del pasado mes de julio, Netflix estrenaba la serie Fanático, una miniserie cortita que cuenta con cinco episodios de unos veinte minutos cada uno.
La premisa de la serie estaba bastante clara: Retratar el entorno de la música en España poniéndonos en la piel de un famoso trapero que lleva el nombre de Quimera y que no está pasando por su mejor momento. Para enganchar al público se insinuaba además el cameo de varios artistas famosos dentro del rap español, a lo largo de la misma.
La dirección de la serie corre a cargo de Roger Gual, y de momento cuenta con una sola temporada a falta de ver si se ampliará.
Vamos a analizar Fanático, ojo que aunque intentaremos que no, a partir de aquí igual os coméis algún spoiler.
Una sinopsis un poco trinchada
La premisa de la serie está bastante bien, (esto no es spoiler, ya que es la propia sinopsis de la serie) Salva Quimera es un artista de tremendo éxito en la escena barcelonesa, hasta que muere en mitad de un concierto de una sobredosis. Lázaro, un fan acérrimo de Quimera que tiene un parecido físico espectacular, aprovecha este momento para suplantarle y vivir una vida mejor.
Esta especie de u a Boston y yo a California, un poco macabro, aprovecha este hilo argumental para introducirnos en los tejemanejes de la música y su industria, mostrándonos su complejidad y la presión a la que se ven expuestos los artistas al tener que lidiar con doscientamil cosas ajenas a la propia música en sí.
También nos representa la deshumanización de las discográficas, al manejar la muerte de Salva, y la presión repentina que sufre Lázaro.
Este argumento no es tremendamente original, y por momentos se echa en falta el que la serie profundice un poco también en la música en sí, en el proceso musical, cosa que apenas queda representada más que por un par de tomas en el estudio, y que en verdad creemos que sumaría mucho al interés de los espectadores, siendo una oportunidad genial de retratarlo.
Los cameos de diez
Pese a este detalle, la serie se disfruta mucho por la expectación. Y es que a lo largo de toda la temporada nos encontramos esperando reconocer las caras de nuestros artistas favoritos de la escena.
Desde el evidente Dollar Selmouni, que tiene un papel bastante relevante, ya queda claro que encontraremos más caras conocidas, algunas con una aparición más larga, otras simplemente como detalles en un momento concreto.
De esta forma nos encontramos tanto artistas de recorrido nacional como artistas con mayor pegada en el círculo barcelonés. Por mencionar unos pocos, nos podemos encontrar a Santa Salut y Swit Eme, entre los amigos de Lázaro, Las Ninyas del Corro, Foyone o Don Patricio.
El único problema de los cameos, es el comentado: Al final parece que se llevan el peso de la serie, en pérdida de la calidad del argumento que se hace un poco previsible.
Una serie recomendada
No obstante, como ya decíamos antes, esto no es un impedimento para verla. La duración de la serie es un plus, ya que dentro de una oferta en la que todas las series parece que están compuestas por minipelículas, Fanático tiene la duración justa para disfrutarla en cualquier momento sin que se haga pesada.
Además, no podemos pasar por alto la calidad del reparto, desde el propio Lorenzo Ferro, el protagonista, a actrices como Carlota Urdiales, que está espectacular.
No será la serie del siglo, pero cualquier aficionado al rap español debería verla, gozarse los cameos y echar un ojo un poco más en profundidad al universo en el que se mueven sus artistas favoritos.
También nos parece interesante que junto a los recientes trabajos de Ayax y Dollar en Netflix también, suponen los primeros pasos de los artistas de rap dentro de ese círculo mediático que suponen las series y películas, algo que en países como USA ya está plenamente instaurado, como podemos ver en figuras como Ice Cube, y que aquí parece que comienza a pasar a día de hoy.
Esto, aunque no lo parezca, es importante, ya que supone una vez más una señal de aceptación, valoración y sobre todo reconocimiento, del que el rap español no gozaba hasta hace poco.