¿Es buena idea publicar discos póstumos?
En los últimos años, los discos póstumos se han vuelto más habituales. Con la globalización de la música, la viralización de los artistas a través de la red y el aumento del público en general, son mucho más rentables. También los artistas trabajan a un ritmo mucho más acelerado, por lo que es más probable que dejen música inédita.
Pero podemos llegar a cuestionarnos desde muchos ángulos, el sí, la publicación de un disco póstumo es correcto, y no solamente desde el punto de vista ético.
Obviamente, hay razones económicas tras el lanzamiento de los discos póstumos, y si se niega, es que se está mintiendo. Pero estos pueden tener también motivaciones artísticas. Vamos a discutir desde varios ángulos sobre si es buena idea publicar discos póstumos.
Desde el punto de vista artístico
No es raro que una obra inédita se lance de manera póstuma, o que si está medio acabada, otra persona se encargue de finalizarla. Ahí tenemos por ejemplo La Sagrada Familia de Gaudí, que lleva la vida entera siendo construida por arquitectos diferentes. O la mayoría de las novelas de Tolkien, que han sido finalizadas y publicadas por su hijo.
En la música, cada vez es más habitual, en todos los géneros. Grandes figuras del rap como Tupac o Biggie tienen discos póstumos, otros más recientes como Pop Smoke también, e incluso en nuestro país, ahí tenemos Banzai, el disco de Gata Cattana, que fue publicado de forma póstuma, ya que ella falleció a mitad del proceso de producción.
Por tanto, las obras póstumas no son poco corrientes en el plano artístico, pero pueden suscitar debate. Volviendo al ejemplo de La Sagrada Familia de Gaudí, los arquitectos que participan en su construcción siguen los planes originales de este, pero ¿Influyen en el carácter artístico de la obra del catalán?.
Pues seguramente, igual que en los libros de Tolkien, el salto de calidad narrativa en las partes que su hijo se ha visto obligado a completar, es bastante claro.
Por tanto, podríamos plantearnos si un disco póstumo es realmente una obra veraz del artista fallecido. A diferencia de con los ejemplos anteriores, rara vez sabemos hasta que punto estaban de finalizados en el momento en el que el músico fallece, por lo que no sabemos hasta qué punto es cien por cien suyo, y que parte ha sido añadida sin su supervisión para finalizarlo.
No es que este planteamiento sea realmente transcendental, ya que, finalmente, estaremos disfrutando de algo en lo que segurísimo que el artista ha participado. Pero podemos llegar a planteárnoslo, y cada un@ decidir hasta qué punto le influye a la hora de disfrutarlo.
Desde el punto de vista ético
Normalmente, estos discos se publican porque la persona que hereda los derechos sobre la obra decide hacerlo.
Esta quizás sea la parte más peliaguda, ya que podemos encontrarnos con muchas situaciones diferentes. Si obviamente hereda un familiar o un amigo que no quiere que esa música se pierda y no sea nunca más escuchada, ciertamente, no podemos negar que puede hacer lo que le guste.
Cuando los derechos pertenecen a empresas o terceros, normalmente hay un puro interés comercial, de explotación económica. Y si el disco no está terminado, ¿Esto es una razón suficiente para acabarlo y lanzarlo?
Lo cierto es que en la mayoría de casos nunca sabremos que es lo que hay detrás de un lanzamiento póstumo y no podemos juzgarlo, pero ciertamente es el aspecto que más dilema ofrece.
Desde el punto de vista económico
La última y omnipresente cuestión es el dinero. Todas las cuestiones se van a entrelazar siempre, ya que los factores no actuan por separado, pero el que siempre va a estar presente es el económico, porque como todos sabemos, el que un artista se muera mueve dinero.
Los discos póstumos son quizás los más rentables en una época en la que apenas se venden discos y la mayor parte del dinero entra de los directos. Por tanto, un disco que se venda sin pasar por la organización y gasto de una gira, es una maravilla.
Pero, ¿Es lícito publicar una obra de una persona muerta, solo por el rédito económico que supone? Como si fuese una pieza de mercado más. Un poco, lo que comentábamos en la cuestión anterior. A día de hoy, con una sociedad tremendamente neoliberal, desde un punto de vista económico, claramente sí. Y esto lo vemos en la proliferación de discos póstumos de grandes artistas.
Una cuestión de posicionamiento personal
Lo que está claro es que porque nosotros decidamos que es o no es lícito, no se van a dejar de hacer discos póstumos. Pero reflexionar sobre ello no está de más, y menos cuando nos encontramos cada vez más en esta situación.
A veces, hay cuestiones que pueden nadar en un equilibrio de grises, sin que acaben de ser buenas o malas, simplemente son ambas cosas a la vez. Los discos póstumos son algo así para nosotros en la mayoría de los casos.
Por un lado, disfrutamos de algo que si no, sin duda, nos perderíamos. Por el otro, todos sabemos que hay un aprovechamiento económico por detrás que se lucra del trabajo de una persona que acaba de fallecer.
Cada uno tendrá que decidir si acepta esto o no.