La lección que nos ha dejado Erik Urano
Esta semana un montón de artistas a través de las redes se hacían eco de un comunicado que lanzaba Erik Urano, una figura de nuestra escena que, la verdad, merece mucha más repercusión en el público de la que recaba a día de hoy.
El artista es reconocido por la escena por su propuesta innovadora que lleva ya mucho tiempo desarrollando y que le ha valido una especial mención al crear un sonido original pero muy respetuoso con las bases del género. Erik es, además, como descubrimos cuando hablamos con él, una persona muy reflexiva y respetuosa para con la cultura hip-hop y todo lo que la rodea, por lo que merece la pena prestar atención cuando siente la necesidad de comunicar algo de forma tan vehemente.
Vamos a hablar un poco sobre que es lo que ha dicho el artista vallisoletano, que ha generado esta respuesta de aprobación y muestras de cariño por parte de artistas y medios especializados a traves de todas las redes, y también queremos comunicaros las opiniones que nos ha suscitado, a raíz de prestar atención a lo que comunicaba Erik.
Una decisión distintiva
Erik Urano se encuentra actualmente promocionando su último trabajo, Radioactividad. Un single a raíz del cual charlamos con él en julio, y entrevista que nos despertó enseguida admiración por él, ya no solo como artista sino como persona.
Esta admiración se ha visto corroborada por la actuación de Erik con respecto a la pequeña gira que ha preparado para presentar este trabajo en directo. Dentro de las fechas que anunciaba, contaba con una en Barcelona, en la mítica sala Apolo, por la que pasan buena parte de los músicos nacionales de todos los géneros cuando cierran bolo en esta ciudad.
Sorprendía el comunicado de Erik, cuando comunicaba que este concierto pasaba a ser completamente gratis de la noche a la mañana.
Cuando leíamos el contexto a esta situación (que el artista aportaba en un post que podéis leer aquí abajo), descubríamos que esto se debía a que la venta de las entradas anticipadas no estaba yendo muy bien. Ante esto, la perspectiva era clara: Cancelar o trasladar el bolo a una sala de menor aforo.
Convencido de que el show preparado, en el cual Erik comenta que tiene preparado un acompañamiento visual que no se merece acabar en el olvido por no haber cumplido x números de forma anticipada, el artista vallisoletano habría el bolo de forma gratuita a todo el mundo con el apoyo de Sonido Muchacho y de la propia Sala Apolo.
En este mismo comunicado, Erik comentaba que hacía tiempo que se había dado cuenta de que su desarrollo artístico no dependía de un éxito, de unos números o de un cartel de sold out, lo que le había ayudado a tomar esta decisión. A darle salida al show, más allá de lo que se interprete como éxito o no.
Más adelante, y tras la reacción inicial, también comunicaba que esto no significaba que la cultura deba ser gratuita o romantizar la precarización de un sector que en muchos casos puede ser asfixiante para los propios artistas, en una demostración de integridad, de criterio y en general, de haber llevado a cabo una acción bien planteada.
¿Qué nos ha supuesto a nosotros esto?
Estos dos últimos años han sido una locura en cuanto a conciertos. No sabemos cuál es el mecanismo que actúa detrás de ello, pero claramente desde la cuarentena, ha habido un crecimiento de shows y de público brutales. Obviamente, esto tiene una parte buena, y es que los artistas, asfixiados por la caída de la venta física y la necesidad de hacer números ingentes en las plataformas, recurren a los bolos como fuente principal de ingresos.
Sin embargo, hemos visto un crecimiento monstruoso de los macrofestivales, que han ido fagocitando a las salas de conciertos poco a poco, cuando estas han sido el soporte natural de los artistas de talla media y pequeña de toda la vida.
No olvidemos además que a los festivales no puede acceder todo el mundo, y por lo general los carteles son circuitos cerrados, en los que influyen tus números o tu contrato con la discográfica de turno, dejando de lado a muchos artistas que a día de hoy simplemente deciden ser autosuficientes, o simplemente no quieren pasar por intermedios.
Todo esto contextualiza la situación que describe Erik Urano, y a la que se le suma una necesidad constante de demostrar éxito para llamar a más éxito. Llevamos ya un par de años escuchando este tipo de cosas. La necesidad de tachar sold outs que no existen, de dar la imagen de que la sala estará a reventar para generar efecto llamada en el público.
Estrategias que, como bien dice Erk en su comunicado, no deberían ser necesarias por parte de los artistas, ya que para ellos el proceso creativo y el compartir su show no debería depender del éxito que tenga la prevenda de entradas de una fecha y que además no deberían suponer el éxito o fracaso de un evento, sin que este se haya realizado ni siquiera.
Desde IAMRAP apoyamos su iniciativa, compartimos su punto de vista, y animamos a todo el mundo a asistir a eventos en salas como la Apolo u otras más pequeñas, a apoyar los proyectos de sus artistas favoritos dentro de sus capacidades, asistiendo a conciertos, comprándoles algo de merchan o a través de los patreons.
Como bien dice Erik Urano, la precarización del sector cultural no se debe romantizar, existe por detrás del trasfondo de las redes sociales y toda la parafernalia del marketing y no debemos contribuir a ella. Apoyad a vuestros grupos, a vuestros y vuestras artistas favoritos y favoritas, a sus equipos, a los divulgadores, en general a este frágil tejido cultural que da soporte a toda la escena y ayudadles a que puedan seguir creando y generándoos sensaciones.
La alternativa a esto es un yermo cultural que bastante se ha extendido ya por nuestro país.