Morad: La voz de la comunidad magrebí en España pese a los errores
Morad vuelve a subirse una vez más al carro de la polémica a raíz de su entrevista con el famoso periodista Jordi Évole. El artista de origen magrebí apareció para estrenar la temporada del espacio Lo de Évole, un programa que como todos sabemos, goza de prestigio en el panorama periodístico actual y ha sido escenario de entrevistas a personalidades de peso.
En este caso ha decidido darle voz a Morad, y a los barrios del levante español en los que se discrimina y aísla a la comunidad de origen magrebí. Morad, ha reclamado justicia para ellos, pero también se ha metido en terrenos escabrosos.
Vamos a hacer una breve revisión de esta entrevista, y a analizar por qué, pese a todos sus errores y defectos, Morad es un referente y una figura heroica para buena parte de la juventud de este país.
Un artista con una trayectoria actual
Como uno de los artistas más populares del momento en nuestro país, Morad tiene una trayectoria meteórica y fulgurante. Ha sido además de los artistas con más éxito internacional, como es muestra de ello su participación en los BZRP Music Sessions, un reconocimiento que no se le ha dado a todo el mundo.
El artista es un ejemplo de desarrollo propio, por medios alternativos. En un mercado musical en el que los sellos y las discográficas pierden fuelle poco a poco, Morad es un ejemplo de como las carreras auto-gestionadas pueden llevar a niveles de éxito brutales. Y no tiene tapujos al decirlo, no le preocupa hablar de ganancias, de ocasiones perdidas ni de ofertas rechazas.
Lo cierto, es que el artista ofrece una visión de plena confianza en sí mismo, y de un orgullo desmesurado que él admite, pero que comenta, le ha llevado hasta donde está hoy en día. Sus ganancias provienen no solo de la música en sí, sino que amén a los nuevos tiempos, otras fuentes redondean estos ingresos: redes sociales, plataformas de streaming, eventos, etc.
Sin embargo, a modo de Robin Hood, esto no le ha hecho abandonar su barrio de origen, y proclama que la buena parte de sus ganancias van a cubrir los servicios de abogacía para sus amigos, que se ven imputados muchas veces. También se muestra generoso en la entrevista con los niños, a los cuales defiende a capa y espada.
Y es que lo cierto es que Morad, por encima de todo ha reclamado justicia, justicia para un colectivo ciertamente discriminado y racializado en nuestro país: La comunidad inmigrante, y sus descendientes, de origen magrebí.
Morad contra el racismo
Morad transporta a la entrevista la crítica que muestra en sus canciones hacia el racismo y la islamofobia. Critica duramente el término MENA y su uso, que según él ha pasado a ser un insulto. Una forma de separar a los niños de esta comunidad, criminalizarlos y volverlos una cabeza de turco sobre la que poner la atención.
Lo cierto, es que la situación de las comunidades magrebíes en el levante español es vergonzosa. Empujadas a barriadas, a las periferias de las ciudades, aisladas y olvidadas, sufren además patrones discriminatorios que en muchos casos finalizan en una falta de adaptación social y, por tanto, una mayor criminalidad.
Morad, ha defendido en la entrevista que no es cierto que la criminalidad sea tan alta, ni que los casos sean de la violencia que se representa en los medios. Critica que se centra el punto de vista en los casos perpetrados por miembros de esta comunidad, y se resta importancia cuando son españoles. Sin raíces extranjeras. Como su caso relata, es un buen ejemplo de ello. Habla sobre reformatorios de menores, sobre discriminación infantil en los colegios, y sobre sus problemas con la justicia por robo.
Una dura relación con los Mossos
Esto por supuesto ha llevado directamente a hablar de su relación con la policía, bastante conflictiva. Él niega tener un foco de reivindicación en su música a este aspecto, ya que considera que denunciar la corrupción policial en su barrio no es una denuncia: Es un relato. El trato de la policía no escaparía de esta corriente discriminatoria hacia la comunidad magrebí.
Ha patinado un poco a nuestros ojos cuando Évole ha sacado el caso de Valtònyc y Hasel. Si bien Morad se ha declarado en contra de las condenas, en un ejercicio de pragmatismo extremo, ha declarado que también ambos sabían a lo que se enfrentaban. A las penas que les amenazaban.
Si bien esta crítica es un tanto hipócrita, si nos vamos a su relación con la policía en la música, desvela la autocensura que viven los artistas en nuestro país, y sin quererlo, Morad añade leña a un fuego que últimamente está muy vivo. Ha reclamado también que le parece injusto que estos casos hayan movilizado a tanta población, mientras en barrios como el suyo detienen a gente inocente con excusas.
Una figura nacida de su contexto social
Algunos temas más se han colado en la conversación de Évole y Morad. La dignidad en la pobreza o la visión amarillista y distorsionada de los medios de comunicación sobre los barrios como el de Morad han tenido pequeños espacios de gloria, aunque siempre entroncando de alguna manera con lo mismo: La discriminación.
Porque en su discurso, Morad puede pecar de hipocresía, de mirar demasiado la paja en el ojo ajeno. De incongruencia. Pero recordemos que es poco más que un chaval, proveniente de un barrio con pocos recursos, racializado, criminalizado (porque cuando tu entorno te impele a cometer un crimen, el individuo está criminalizado también) que pese a todo ha conseguido prosperar, hacerse un nombre y resaltar una situación que se está volviendo un problema importante en nuestro país por su abandono.
No hay que dejar de lado su actitud, su implicación con su barrio y su sentimiento de pertenencia. Porque cometer errores, los comete cualquier persona. Morad es una figura que verdaderamente representa a los barrios bajos de nuestro país, con sus luces y sombras. Y que haya defectos en ellos no significa que no haya que pelear por mejorarlos en vez de abandonarlos a su suerte.
Quizá, lo que menos nos ha gustado es el innecesario juego de algo que podríamos llamar fanservice con C. Tangana. No por él, sino porque ha restado seriedad a la presentación del trasfondo de un artista, que es tremendamente interesante para caer en dinámicas de massmedia.