M de Motomami: Analizamos el último trabajo de Rosalía
Hace ya casi cuatro años de El Mal Querer. Un disco que marcó el panorama musical español y que supuso una revolución en muchos aspectos, entre los que destacaba la fusión perfecta de estilos como el trap y el flamenco. Por no hablar de la impresionante obra a nivel de concepto, referencias y estructura que nos presentaba la catalana con este disco.
Rosalía se consagraba así además como una de las principales figuras de la música española, con proyección tanto nacional como internacional, y arrasaba en el extranjero con su música.
Después de semejante éxito, el problema venía en el futuro de la artista. Muchos teníamos expectativas muy altas en cuanto a un nuevo álbum suyo, y temíamos que su éxito pudiese repercutir en un trabajo menos cuidado y elaborado. Lo cierto es que los adelantos, como Pollo Teriyaki, parecían prometer una línea de trabajo más parecida a los singles que lanzó entre un disco y otro.
Pero solo lo parecían.
Hemos escuchado Motomami, le hemos dado varias vueltas, y dejando de lado el gusto personal, creemos que no tiene nada que envidiar como obra a El Mal Querer. Vamos a hablar de ello.
La estructura y el concepto
Dos de los elementos más destacables que arrastraban expectativa eran la estructura y el concepto. Si bien en El Mal Querer, estos tenían una raíz profunda y adaptada de una obra anterior, lo que dotaba de profundidad al trabajo, en este caso podemos apreciar un cambio brutal de base.
Lo primero que hay que decir es que Motomami es claramente una obra que ahonda en la propia Rosalía, en la que ella se nos presenta a sí misma, y en la que nos habla de sus experiencias. Temas fácilmente identificables con esto son La Fama, Bizcochito o Delirios de Grandeza.
Esto es algo evidente, pero aun así se hace de una forma muy original y profunda. Y en esto ha influido la estructura del disco en sí.
¿Que qué tiene de manera evidente Motomami de rap? La estructura. A lo largo del disco nos encontramos dos interludios. El primero se camufla en el final del tema G3 N15, y el segundo es mucho más evidente: Abdcdefg. Y ambos son importantes porque nos aportan información.
El primero nos muestra referencias e influencias personales de la artista, lo cual enlaza con frases de temas anteriores en el disco, que a primera vista pueden sonar un poco extrañas o sinsentido, pero que finalmente ganan en profundidad al entender esta conexión. Como la famosa frase de "lo segundo es chingarte, lo primero Dios".
El segundo es una clara autodefinición de la artista, letra por letra, aunque esté expuesta de una forma poco explícita, y va entroncando también con todos los anteriores temas, y la autodefinición que hace cada uno de la propia Rosalía.
En este sentido, el disco como conjunto presenta una propuesta brutal, que poco tiene que envidiar al anterior.
La musicalidad en Motomami
El que piense que este disco está basado únicamente en reggaetón, no lo ha escuchado. Pero vaya, ni de lejos.
Igual que conceptualmente, el disco es una presentación de ella misma, creo que es bastante evidente que musicalmente el disco es muy Rosalía. Agrupa una amalgama (bien hilada, eso sí) de géneros musicales brutal.
Podemos encontrar claramente reggaetón y flamenco, marcas de la casa de la catalana, pero también picos de jazz en Saoko, bachata en La Fama, o musicalidades electrónicas como la de Motomami, el bolero de Delirio de grandeza ... La lista es tan larga como el tracklist.
El ejemplo de Saoko, donde se mezcla reggaetón con esos elementos iniciales de una batería de jazz y el final de piano, es una muestra perfecta de a lo que me refiero, y es el inicio del disco.
La reconceptualización del reggaetón que hace Rosalía también es brutal, y revoluciona un género que está en plena explosión saliéndose de sus propuestas más mainstream. Las mezclas musicales y las roturas de ritmo, como en Diablo, hacen de este trabajo una auténtica tesis en el género.
La música en este disco, como en el anterior, es una propuesta experimental, conceptual y arriesgada, con la que Rosalía demuestra que es totalmente libre de hacer lo que le da la gana con su música. Y no solo eso: Es que además es una música con visión y una capacidad brutal.
En Motomami se fusiona toda la música que ha marcado a aquellos nacidos en los 90. Pero se fusionan de una forma arriesgada, cargada de detalles y rica en matices. Una auténtica brutalidad, que puede no gustar, pero es innegablemente muy buena.
Nos gustaría de hecho que publicasen algún tipo de documental, ya que el proceso de creación de este disco debió ser una locura.
Las líricas
Pero es que las letras tampoco son las frases superficiales y sin sentido que pudimos haber supuesto desde un inicio. El problema de los discos que están conceptualizados como un conjunto, es que cuando se diseccionan y se escuchan sin tener en cuenta el resto del trabajo y como se retroalimenta de sí mismo, es que se pierde el sentido del mismo.
El mensaje que se trasluce de Saoko, de La Fama, de Sakura ... Es un claro posicionamiento contra ella misma en el pasado. Contra la busca del estatus que tiene ahora mismo, y el rechazo por la fama, reivindicándose a sí misma como persona. Hay que escarbar un poco en el disco y escucharlo con cariño, pero el mensaje está ahí.
Además, ojo a frases que referencian un proceso de creación largo, mencionando elementos como esa tiradera de La Mala, que si no ponemos bien la oreja pasa de largo.
La forma de escribir de Rosalía es, en general, bastante característica, y tiene más referencias de lo que a priori podríamos suponer, pero no está falta de recursos. De su talento como cantante, no vamos a hablar porque bueno ... Es más que evidente.
En resumen ...
En resumen, Motomami no es el disco superficial y mainstream que puede aparentar a primera vista por su estética trapera. Es un álbum muy cuidado, con mucho trabajo, y con un nivel de conceptualización que no se puede apreciar en la mayoría del panorama musical español.
La discusión ahora estaría en reconocérselo. Cómo figura mainstream, tiene tantos fans acérrimos como detractores. Lo cierto es que puede gustar o no, pero todos los elementos descritos hasta el momento deberían bastar para que estuviésemos de acuerdo en que es un gran trabajo, que aporta a la música en muchos aspectos, y que desde luego no tiene nada que envidiar a El Mal Querer.
Como dice la propia Rosalía en Sakura, uno de los mejores temas del disco en cuanto a lírica: "... Si estoy en esto es para romper, y si no rompo con esto, pues me romperé...".