Trabajo de la semana: Yelawolf – Hotel (2016)
Siguiendo a pies juntillas aquella tesis que sostiene que el de Alabama se mueve mejor entre EPs y mixtapes que entre largos, entonces estamos de enhorabuena pues este Hotel contiene solamente siete temas. Hecho que nos hace esperar que en lugar de dispersión nos topemos con un trabajo bien sintetizado y, por paradójico que suene, más experimental que su anterior y meloso Love Story (2015).
“Supersonic Alley Cat” tiene mucho de todo esto, abriéndose como una instrumental country-folk de brisa en mitad del atardecer de las grandes extensiones estadounidenses, allá donde todavía se puede dialogar con los siglos pasados y entre distintos géneros musicales sin sacar las uñas de primeras. Allí donde los instrumentos se convierten en pulsos vitales y captamos a las guitarras alargándose mientras el violín funciona de contrapunto y la percusión se lame relajada y tensa al mismo tiempo, como los coyotes al acecho. De repente estalla en un sonido metalizado, robótico, alienígena, que nos remite a la introducción del citado Love Story con “Outer Space”, dando una sensación de extrañeza que si bien en el susodicho tema se entendía como un toque extrasensorial, casi místico y delirante propio del sur de los Estados Unidos, ahora por el contrario refleja esos parajes industriales que tras la deslocalización han quedado destartalados y abandonados. El gótico americano suena ya robótico y ajeno a sus propias raíces.
Por el contrario, “You Should Have Known” mantiene en todo momento ese sabor absolutamente melancólico a pesar de su percusión club, muy bien difuminado bajo la guitarra, que nos devuelve un monumento fragmentado y derrumbándose. Como el título de este trabajo, una fotografía del paso de las grandes mansiones de gótico carpintero a los hoteles de carretera con olor a gasolina y un cadáver en la piscina. Pero Yelawolf no se conforma con esta derrota y sigue escarbando en la melancolía hasta llegar a “Renegades”, su estribillo femenino nos hace caminar entre brumas, alcanzando así un pasado en el que sentirse calientes y cómodos al margen del fracaso.
Sin embargo este estado no dura mucho, con la siguiente “Someday” –de una intro melódica que extrañamente lo conecta a Dani Ro– comienza la paranoia, la sospecha de que no puede quedarse en ese museo mental más tiempo. Por eso brilla cuando su voz se ausenta, sustituida por un sample que toma la palabra y nos guía hasta la autoconsciente “In Love Tonight”, a medio camino entre el “Planet Caravan” de Black Sabbath y el cielo estrellado y los neones de la radio ochentera; la cara b de Drive. El destello no consigue durar y se agota a los cuarenta y cinco segundos, lo que le cuesta imponerse a “Be Yourself” junto a Bubba Sparxxx, redneck por antonomasia, poniendo la banda sonora a los títulos de crédito de un film slasher. La venganza de los paletos blancos cabalgando un bajo con la sedosidad sureña, el ronroneo de su chevy. No habrá baño de sangre, recordando lo aprendido en “In Love Tonight” prefieren conducir hasta que la noche se imponga, dando todo igual, aceptándolo. “Good Love” es entonces el crepúsculo de los antihéroes con el sabor dulce del bourbon.
Si bien es un cliché aquello de señalar que un trabajo crece con las escuchas, más teniendo en cuenta que ya no hay tiempo para volver a aquello que no te ha convencido en un primer momento, seguir la carrera de Yelawolf es saber que éste se mueve entre el golpe sobre la mesa y las dudas que ofrecen a cambio gratas recompensas. No vamos a encontrar aquí el hardcore del skater blanco loser proto Bones, el country rap más macarra de “Catfish Billy” ni el gancho inmediato de sus “Box Chevy”, pero sí una continuación de estas historias de manera mucho más detallada y matizada. Aunque para llegar a ello debemos evitar la búsqueda de un sonido concreto y dejar que los minutos entren.
https://soundcloud.com/datpiffofficialmixtapes/sets/yelawolf-hotel