Nota previa: El presente artículo tiene el objetivo de servir de ayuda (tanto a políticos como a raperos) a la hora de organizar Batallas de Gallos a través de cualquier tipo de colaboración institucional. Por lo tanto, recomiendo calma y serenidad a raperos antipolítica, a políticos retrógrados y a demás seres extraños antes de sumergirse en las siguientes líneas.
Por todos y todas es sabido (y si hay alguien que no lo sabe debería espabilar) que los políticos tienden a acercarse, por regla general, a todo aquello que pueda darles votos en el futuro inmediato y/o próximo, inclusive si la cuestión a la que se acercan puede parecer en principio muy alejada de la ideología del político de turno.
Prueba de lo dicho es que de un tiempo a esta parte y tras el evidente auge de las Batallas de Gallos (así como por la necesidad de la política de acercarse a la juventud), hay políticos de diferentes ideologías y de diferentes Ayuntamientos que están comenzando a acercarse a esta competición de ingenio a través de la improvisación de rimas, precisando el llegar a buen puerto de reflexión, diálogo y buena fe mutuas si no queremos chocarnos a lo Titanic con el iceberg de la incomprensión a las primeras de cambio.
Claro está que, en teoría, hay ideologías que pueden dar mayores facilidades a los raperos a la hora de organizar este tipo de eventos (los políticos de izquierdas tienden a ser mucho más propensos a este estilo musical que los de derechas), pero eso no debe hacernos bajar la guardia y confiarnos en exceso si nos encontramos con políticos que se dicen progresistas y muy abiertos de mente.
Un ejemplo práctico de lo escrito es el de Alcalá de Henares y el de Daganzo de Arriba (ambos municipios situados al este de la Comunidad de Madrid), donde el colectivo Libreto Battles se ha encontrado ante situaciones similares respuestas diferentes. En el caso de Alcalá de Henares, gobernada entre el PSOE y Somos Alcalá (Podemos), se ha dado una disposición total y la mayor de las facilidades a la hora de organizar Batallas de Gallos con colaboración del Ayuntamiento desde el primer momento. Por contra, en Daganzo de Arriba, gobernada por el PP, se ha pasado de un no rotundo a una cierta ayuda leve de las instituciones (con la condición de no tocar temas políticos en las Batallas, si bien se terminaron por tocar sin mayores problemas) tras haberse dado un interés significativo por varios jóvenes del municipio en la realización de las Batallas de Gallos de este colectivo, lo cual es de celebrar pero insuficiente si se quieren organizar grandes eventos.
Con este panorama y ante la posibilidad de expandir nuestra cultura (ya reflexionaremos en otro momento sobre los pros y los contras de acercar el rap a las instituciones políticas) que ofrece este creciente interés de la política por nosotros y nosotras, voy a dejar una serie de breves consejos tanto a políticos como a raperos cuando unos y otros se planteen hacer Batallas de Gallos en sus municipios:
Para raperos y raperas que contactan con políticos:
- Tenemos derecho a un ocio diferente: Los políticos tienen que entender que tenemos derecho a disfrutar de nuestro propio ocio, máxime si no nos cuesta dinero y nos permite pasar las tardes de una manera divertida y más sana que fumar porros en un parque.
- Somos una generación distinta con intereses distintos: Nosotros, al ser una generación más joven, tenemos otros intereses y otras aficiones, lo cual merece ser tenido en cuenta y respetado por las personas más adultas. Es importante tenerlo presente, ya que los políticos tenderán a ser mucho más adultos y por ello mirarán las Batallas de Gallos con extrañeza e incluso rechazo.
- Tenemos nuestra propia voz: Como generación diferente y parte de la población, tenemos nuestra propia manera de ver la vida, y esta no puede ser obviada por las instituciones políticas. Todos los Ayuntamientos tienen Concejalías de Juventud y estas no pueden trabajar para nosotros sin nosotros, de ahí que tengan que escucharnos a la hora de realizar actividades que se supone van en nuestro propio beneficio como jóvenes que somos.
- Los políticos se deben a nosotros, no nosotros a ellos: Muchas veces, al hablar con un político, da la sensación de que si nos ayuda en nuestros objetivos nos está haciendo un favor, pero no hay nada más lejos de la realidad. Si el político con el que hablamos para hacer una Batalla de Gallos tiene su cargo es porque nosotros como ciudadanos le hemos puesto ahí, así que tiene el deber de servirnos y de procurarnos bienestar.
- Un "no" al principio no siempre es un "no" definitivo: Normalmente, solemos creer que si nos encontramos con un no de primeras no habrá manera de lograr ayuda de un Ayuntamiento, pero esto puede cambiar en la mayoría de los casos. Si se logra hacer la suficiente presión como para que los políticos no tengan más remedio que hacernos caso para no perder votos, lo más probable es que terminen por acceder a nuestras peticiones. Y si no, siempre nos quedará la posibilidad del parque o de algún local privado.
- El rap no entiende de censuras pero sí de avances: Cabe la posibilidad de que haya políticos que nos exijan no tocar ciertos temas en las Batallas de Gallos si queremos realizarlas, pero nosotros tenemos que defender nuestro derecho a no ser censurados y a no limitar el ingenio de los raperos. Ahora bien, cierto es que el rap tiene problemas especiales de, por ejemplo, machismo, de ahí que pueda ser positivo que se organicen Batallas con colaboración institucional que busquen promover un rap más abierto y feminista.
- Si es nuestro ocio, nosotros mandamos: Es muy importante que, a la hora de organizar este tipo de eventos en colaboración con los políticos, busquemos controlar la Batalla de Gallos a realizar lo máximo posible para evitar cualquier tipo de sorpresa. Es clave que en nuestro ocio mandemos nosotros y se nos permita libertad, inclusive si tenemos la suerte de encontrarnos con un político muy aficionado al rap que nos facilita todo pero quiere controlar el evento.
Para políticos y políticas que contactan con raperos:
- Quitaos los prejuicios: Es muy fácil, sobre todo si se viene de una generación muy diferente, ver a los raperos como "bichos raros" o, en el peor de los casos, como barriobajeros, drogadictos y marginales. Esta visión ha sido alimentada por los medios de comunicación durante mucho tiempo (quizás con interés en que no se escuchen las reivindicaciones sociales de algunas letras), de ahí que sea comprensible que se pueda tener en la cabeza. Ante esto, es muy importante liberarse de prejuicios y tratar a los jóvenes raperos que se acercan a vosotros como lo que son: gente normal aficionada a un estilo musical sin mayor pretensión que disfrutar de lo que hacen y escuchan.
- Si no entendéis el rap, reconocedlo y escuchad: Es probable que no conozcáis bien lo que el rap significa, de ahí que lo mejor que podéis hacer si queréis acercaros a la juventud sea escuchar a los que sí lo saben. Es relativamente sencillo, si no entiendes de algo, escucha a los que saben. Si vuestra actitud es de escucha y es positiva, los raperos lo agradecerán y eso facilitará la colaboración mutua. Y si buscáis informaros por vuestra cuenta de su historia y demás, mejor que mejor.
- El control no ayuda, la colaboración sí: Lo peor que podéis hacer desde las instituciones políticas es el intentar controlar las Batallas de Gallos así como cualquier otro tipo de ocio nacido de la propia juventud. Si lo hacéis, lo más probable es que no salga un evento realmente atractivo para los jóvenes y que alejéis a los raperos, de ahí que sea mejor favorecer la libertad de acción y organización de la juventud interesada y que os limitéis a colaborar con respeto en la actividad que se pretende realizar.
- La juventud tiene derecho a criticaros también: Si los raperos y/o algunos jóvenes os critican por el motivo que sea, debéis tomároslo como una crítica legítima y no adoptar una actitud paternalista de entrada, ya que os va en el cargo recibir críticas aunque algunas de ellas puedan no estar bien fundamentadas. En ningún momento esto debería hacer que optéis por no hacer Batallas de Gallos sino todo lo contrario, es decir, animaros a acercaros más a la juventud y a entender por qué dicen lo que dicen. Esto, como es evidente, no significa que no debáis confrontar posturas con ellos, de hecho, lo más honesto que podéis hacer es ser sinceros y debatir con los jóvenes en lugar de callaros o de imponer vuestras posturas.
- No les censuréis, a no ser que...: Las Batallas de Gallos, al igual que el rap, pueden ser muy agresivas para las personas ajenas a las mismas, pero esto no puede llevar a que busquéis limitar todo lo posible a los raperos para evitaros problemas o por el simple hecho de que no entendéis por qué usan esas rimas. Las Batallas son como el boxeo, te puedes machacar con el oponente pero existen códigos, así que no temáis si se dicen cosas muy demoledoras que después se fundirán en un abrazo. Ahora bien, tal y como señalé en el apartado de arriba, podéis plantear penalizar, no tener en cuenta y/o censurar aquellas rimas que se consideren machistas, homófobas, etc. si lo que se plantea es una batalla en torno a este tipo de cuestiones. Eso sí, ha de hacerse con cuidado y con acuerdo previo entre raperos si no queréis encontraros con un efecto contrario al deseado.
- Las Batallas de Gallos también pueden servir para concienciar políticamente y para educar: Si tenéis la suficiente confianza con los raperos y queréis "meter política" dentro de un evento de este tipo, siempre habréis de hacerlo con su total consentimiento y de determinadas maneras. Por ejemplo, una Batalla puede hacerse a beneficio de los más necesitados del municipio o de los refugiados, o contra discrimaciones tales como el machismo, el racismo o la homofobia. Todo es cuestión de intentarlo desde el respeto a los jóvenes y con buena disposición.
- La política tiene que ayudar a los jóvenes, no lo contrario: Es importante que la juventud entienda que la política puede ser un medio para mejorar sus vidas, aunque es altamente comprensible que la rechacen por todo el daño que esta les ha hecho. Por ello, es necesario que desde las instituciones políticas se busque acercar a los jóvenes a la política y las Batallas de Gallos (así como sus derivados) pueden ser una buena oportunidad. Ahora bien, cuando empiecen a criticaros por cuestiones ajenas a las Batallas como tal (como es debido a causa de los tiempos que corren), tenéis que aguantaros y escuchar con honestidad. Que la juventud se anime a opinar es síntoma de espíritu crítico y ningún político que se precie debería impedir algo tan saludable.