Hoke lanza Tres Creus: Análisis de las luces y sombras del disco y de su gira
Esta semana salía el esperadísimo nuevo trabajo de uno de los artistas que más resuenan en el panorama español actual. Hoke lanzaba Tres Creus a su estilo, con poca promo y poca antelación. Rasgos que caracterizan al valenciano, y que le han hecho destacar y posicionarse en el puesto de influencia que ocupa actualmente dentro del rap español.
Acto seguido, y remarcando el hecho de que no da un paso en falso, anunciaba su gira por todo el país, finalizando en la terreta con un gran concierto en abril en la plaza de toros de València. Vamos a analizar un poco más a fondo Tres Creus, y el contexto de este lanzamiento, que como todo lo que hace Hoke ha levantado polémicas en todo el país.
Tres Creus, el legado de BBO
El disco sigue la línea de sonido que el valenciano sembró con BBO, con la ayuda de una larga lista de productores, incluyendo grandes nombres como el de Lex Luthorz o Gese Da O, o el propio Hoke, que obviamente no dejó nada al azar. Una larga lista de artistas de calidad que dotan a Tres Creus de ese sonido característico, a caballo entre el boom bap y un toque electrónico que se ve más remarcado con los juegos de modulación que ha incluido el valenciano.
Quizás se podría decir en este aspecto que si notamos la falta de una mano unificadora en la producción, como hizo Louis Amoeba en BBO, dotando al trabajo de una mayor unidad, aunque ciertamente, la calidad de los productores implicados compensa este aspecto, que, por otro lado, es algo puramente personal.
En la lírica, Hoke vuelve a hacer gala de su capacidad para jugar con los códigos, los juegos de palabras y las referencias, en el festival lírico al que nos tiene habituados. Si que en cuanto a temáticas, nos ha sorprendido el salto, dejando claro que el Hoke que escribe hoy no es el Hoke de BBO, y que su situación (principalmente económica) ha cambiado radicalmente. Tres Creus hace un repaso por los méritos cosechados a raíz de BBO, dejando algo de hueco a la retrospección al hacer referencia a tiempos previos. No obstante, el egotrip domina buena parte del trabajo.
A este apartado se suma una lista de colaboraciones que es uno de los puntos fuertes del trabajo, uniendo nombres que desde luego podíamos prever como el de Ébano y Ergo, pero también artistas que nos sorprenden muy gratamente como Morad, el cual nos parece una grandísima aportación al sonido de Hoke, y la mayor sorpresa con Quevedo.
La inmediatez musical hace mella en Tres Creus
Quizás el aspecto más decepcionante de este disco sea su duración. Si bien no se aleja tanto de la de BBO (26 min aprox), los 23 minutos que abarca Tres Creus a lo largo de sus diez temas, se hacen cortos para todos los que esperábamos la vuelta de Hoke, especialmente tras el hype que el propio artista se ha encargado de alimentar tras el éxito de su trabajo anterior.
Ciertamente, la duración encaja con las nuevas dinámicas musicales, que premian la inmediatez, los temas cortos y con un gancho clave. Sin embargo (y quizás esto es problema de expectativas personales), teniendo en cuenta el discurso alternativo y en general a contracorriente de Hoke, esperábamos ver un disco con un formato más clásico en este sentido.
Tras dos años desde BBO, al menos en nuestro caso esperábamos un trabajo que pudiésemos disfrutar con calma y a fondo.
Gira Tres Creus y el fenómeno Hoke
Como decíamos, en Tres Creus Hoke explora abundantemente su nueva situación, en buena parte derivada del fenómeno viral que inició con BBO y que se fundamentó en un marketing poco ortodoxo y totalmente fuera de las dinámicas habituales. Una propuesta alternativa, apoyada sobre un disco trabajado, original y potente, con el cual el valenciano cambió totalmente su nivel de influencia, pasando a ser una referencia clara del panorama.
De vuelta con Tres Creus, el marketing del disco se ha hecho solo bebiendo de este trabajo previo, totalmente merecido y trabajado por Hoke y su equipo. Por ello, no es de extrañar que al anuncio del disco, y de la gira correspondiente, el público se haya vuelto loco, un público hambriento de más música de Hoke, tras dos años de espera.
No obstante, y aquí la segunda sorpresa en nuestro caso, ha sido encontrarse con unos precios bastante más altos de lo que habíamos previsto para las fechas publicadas. Desde conciertos como el de Santiago en la sala Capitol, a 25 euros más los gastos de gestión, a dos conciertos finales en Madrid y València de 45 euros con gastos en pista y entre 35 y 39 euros en grada.
Nos queda la duda de si este gasto se sustentará sobre un show trabajado para que sorprenda al público del valenciano, lo cual para ser sinceros siempre ha sido parte de su firma, pero al menos en la primera impresión sorprende cuando hemos visto shows de muy buena calidad el pasado año que no exigían tanto a nivel económico al público, como el de Kaze o el de Jarfaiter, aunque en recintos más humildes.
Queda esperar y ver que nos ofrece esta vez en el directo el de la terreta.