Aunque parezca mentira así lo ha demostrado la prestigiosa Universidad de Glasgow. El estudio trata de medir el impacto medioambiental, divisible en plástico generado y gases de efecto invernadero. Para ello, han tenido en cuenta el volumen de gastos acumulados por producción. Es decir, tanto se produjo en copias en el año de máximo apogeo de cada formato, tanto contaminaron en su año dorado.
Desde esta perspectiva, en 1977 se vendieron en Estados Unidos 344 millones de unidades de vinilos, con un coste medioambiental de 58.000 toneladas de plástico y 140.000 toneladas de emisiones de gases contaminantes.
Avanzamos hasta el año 2000, en pleno apogeo de los CDs, y tenemos que ellos se llevaron 61.000 toneladas de plástico y 157.000 de gases. Eso sí, habiendo vendido la friolera de 942 millones de copias. Casi el triple.
Y llegamos a la era de las descargas digitales y los servicios en la nube. La métrica de unidades vendidas ya no funciona como antes, ya que apenas se vendieron 118 millones de copias digitales, pero sabemos que es mucho más lo que consumimos en red. Pues bien: ponderando la media entre 2013 y 2016, el streaming es responsable de apenas 8.000 toneladas de plástico anuales, pero a cambio generamos entre 200.000 y 350.000 toneladas de gases de efecto invernadero.
Para más datos tenéis el estudio disponible aquí
Fuente: Xataka