Es muy habitual que entre los comentarios que recogen los post de la web en sus diferentes redes sociales se repita una misma idea expresada de diferentes maneras: El rap español está en su peor momento.
Dejando de lado que la mayor parte de las veces esta idea se expresa de una forma bastante maleducada, lo que ya de por sí resta legitimidad a las personas que así lo expresan, hemos estado reflexionando sobre ello, y hemos llegado a la conclusión de que no se puede afirmar semejante cosa a día de hoy con objetividad.
Afirmaciones nacidas de la nostalgia y el puretismo
Normalmente, esta opinión viene acompañada de referencias a artistas de la generación de oro del rap español a principios de los 2000, como Doble V, SFDK, La Mala, etc. Parece ir asociado el que todo aquel artista que se salga de esta generación o de las características musicales que predominaron en ese momento no tiene cabida ni en el género del rap ni por supuesto en la cultura Hip-Hop.
Esto es bastante ridículo y de por sí responde a un discurso inmovilista, cerrado a la creatividad artística y a la evolución, lo cual es bastante triste cuando hablamos de arte y de una expresión como es la música, caracterizada por la mezcla y la búsqueda constante de novedades y referencias.
Que el Hip-Hop se caracterice a su vez por su desarrollo constante y formas de buscar llamar la atención dentro del panorama (características que se vienen desarrollando desde su surgimiento) deslegitima también esta justificación de puretismo relacionado con la cultura, la cual sin evolución interna estaría muerta.
Pero no nos vamos a centrar en porque flaquea esta afirmación, si no en porque no es cierta. Analicemos un poco como está actualmente el panorama nacional de rap.
Un género en plena ebullición
Desde hace unos cinco años, el rap como género ha vivido un crecimiento de popularidad brutal, apoyado sobre todo por gente joven, lo cual siempre da vida a una música. Este crecimiento se debe a la combinación de varios factores que no vamos a analizar ahora mismo, pero su principal consecuencia es la obvia: La proliferación de artistas y la aparición de nuevas generaciones. Esto siempre supone una renovación del género.
A este evento se le han sumado dos elementos: La accesibilidad actualmente a la información y a medios de producción. Esto hace que los nuevos artistas crezcan mucho más rápido que antes, se desarrollen e innoven mucho más.
También es verdad que ha supuesto la inclusión de artistas que igual no tienen un desarrollo artístico tan ligado al Hip-Hop como movimiento cultural, y que, por tanto, no tienen las referencias más clásicas de generaciones anteriores ni tampoco los mismos estigmas.
Todo esto ha dado pie a un panorama en el que prima la variedad, se rompen barreras invisibles que previamente los artistas no se habrían atrevido a tumbar por miedo a ser llamados toyakos y se fusiona muchísimo más con otros géneros, en algunos casos impensables, como el reggaetón (el cual ha sufrido una gran reconstrucción en los últimos años, manteniendo su característica musicalidad y ganando en contenido lírico).
Hemos podido ver como ha influido esto en los propios artistas veteranos, ya que se han arriesgado mucho más, o más bien se han atrevido con nuevas dinámicas, como es el ejemplo de los últimos trabajos de Toteking, Kase O o Titó por ejemplo. Y hablamos de dinámicas porque no solo ha cambiado la música, sino la forma en que se crea, se vende y se consume.
Como decíamos, la variedad marca la tendencia, y lo bueno es que la popularidad y la proliferación de artistas ha permitido que haya un panorama lo suficientemente extenso como para que se vea representada toda esta variedad, este abanico de posibilidades. Si hace 20 años teníamos un panorama de rap que salvando diferencias, era muy claramente reconocible como nacional, con un sonido muy característico. Esto ya no sucede.
Rap para absolutamente todos los gustos
Dentro de esa extensión artística caben los sonidos clásicos de rap español, como podría ser el caso de Ayax, de Fernando Costa, o de Foyone o temas poéticos, siguiendo la particular escuela de ZGZ, de la que Sharif sigue siendo cabeza.
Tienen su especial hueco subgéneros nuevos como el Trap o el Drill, a través de artistas como Cecilio G o Prok que está entrando mucho en el drill últimamente. También caben artistas con influencias mucho más americanas, como Las Ninyas del Corro. O planteamientos originales, raros, como serían los trabajos de artistas como Santa Salut, Kaze o Cráneo.
Incluso estamos viendo un fuerte e interesante desarrollo musical en el género en las lenguas cooficiales del país, con grupos como SonDaRúa en Galicia, o ZOO en Valencia. Otro fenómeno muy interesante es el del panorama de comunidades como Canarias, que han sabido adaptar el género a sus particularidades sociales, logrando sonidos totalmente propios, con jerga y estéticas que beben de su propio contexto social.
¿Cómo va a ser la peor época del rap español, si tenemos semejante riqueza musical en nuestro panorama? ¿Cómo va a ser negativo el que cada vez más artistas puedan vivir de su música? Que se estén perdiendo los estigmas hacia el rap a nivel social. Que cada vez tenga una mayor representación en medios nacionales.
Una pandemia paralela al COVID
El puretismo es una enfermedad endémica de nuestro panorama nacional, que afortunadamente parece estar siendo erradicada. Nunca se ha ganado nada con el inmovilismo. El miedo a lo nuevo, a lo desconocido es un fenómeno social de lo más común, y el ser humano siempre será reticente a salir de sus zonas de confort incluso a este nivel.
Esto no quiere decir que el público esté obligado a escuchar todas estas variedades y disfrutarlas por igual. Este no es el punto. Pero sí que se debería respetar el trabajo de los artistas o al menos dejarlos en paz. Porque pese a todo la carrera en la música sigue siendo dura, imprevisible y llena de incertidumbres y puntos ciegos, y presionar más a los artistas desde luego no ayuda.
Que un género o un artista no te guste no significa que sea una mierda, ni peor que los que si te gustan. El trap o el drill siguen requiriendo un esfuerzo y una creatividad que minan energías, y por mucho que se les desprestigie, son música igual. Habrá diferentes niveles de calidad dentro de sus respectivos panoramas, pero eso no quita para que seguro que muchos músicos implicados en ellos se merezcan respeto por su trabajo.
La objetividad es un arte, un arte que debe cultivarse y practicarse, y ayuda a valorar incluso aquellos productos artísticos que no se amoldan a nuestras preferencias, desarrollando una empatía hacia el esfuerzo y el cariño que le ponen a su obra los artistas en uno de los momentos en que la música presenta uno de sus panoramas más competitivos.
Decir que estamos ante el peor momento del rap español es un auténtico insulto para todos los artistas con talento que trabajan duro día a día, que utilizan a las generaciones anteriores como cimientos y que cuidan hasta el más mínimo detalle de su música.
Así que la próxima vez que veas un post de una noticia de tu web de noticias de rap favorita (hola), hablando sobre un artista que no te mola, y sientas la necesidad de expresar lo horrible que te parece y lo desesperado que estás con el rap actual, acuérdate de lo que dice Toteking en su libro Búnker:
"Odio las opiniones. La vida que sucede al margen de las opiniones que insistimos en dar es maravillosa. Que terribles son las opiniones. Todas. La mía la primera".
Esta afirmación puede ser irónica, siendo esto un artículo de opinión. Pero recuerda: A leer este artículo has entrado tú por curiosidad después de moverte a la web para verlo, mientras que tu comentario público de hateo nos lo comemos cuando no te lo ha pedido nadie.
Bienvenidos a la mejor época que ha tenido nunca el rap español.