Si hay alguien capaz de poner el rap en español patas arriba es Easy-S y si hay un disco que pueda hacerlo es “Countach 93”. Solo un año tan convulso como 2020 podía alumbrar un disco como el debut de Isidro Ramos (Málaga, 1993). A pesar de su juventud, Easy-S cuenta con un arsenal de hits en su currículum. Temas como “Puro”, que fue su carta de presentación, “La placita” con Delaossa, su hermano en el colectivo Space Hammurabi, ya es un himno para su generación, o “Brindis” con Toteking, que no ha dudado en señalarlo como “el rapero con más futuro de su generación”, le han granjeado miles de seguidores y millones de reproducciones en plataformas digitales. A estos se han sumado una serie de singles de adelanto (“Mi visión”, “Clean”, “Otra vez” o “Dime que sí”) que han disparado las expectativas alrededor del estreno en formato largo de Easy-S.
El disco se abre con “What comes around”, gangsta motivador para sus oyentes, que enlaza con ese “Puro” con el que muchos lo descubrieron: “Quiero verte romper, bro, sé que eres puro y que mantienes el don”. Sigue “Coronamos”, una de las cimas del álbum, celebración no solo de lo conseguido, también del como se ha logrado, un repaso a su trayectoria, testimonio de la notable evolución musical e incluso vocal de un Easy-S que fluye impecable sobre una base de BIGLA “No había na’ que hace’, pero lo hicimos to’ / No había na´ que ve’ pero lo vimos bro”. Este productor también es el responsable de los beats de los siguientes temas: la gamberra “Costa del Sol”, con Cele; “Chocolate rain”, un paseo en coche, vacilando; y “30 days”, pura vanguardia rapera. En medio, “Otra vez”, colaboración con Toteking, retrato de un tiempo extraño, desolador, pero en el que todavía hay momentos para gritar de júbilo. Después llega “Perfume”, un momento de intimidad, inspirada y penetrante canción de amor en colaboración con Raggio, al que sigue todo lo contrario, la fiesta en tiempos de virus que es “House party”. “Comando”, con Tepa, célebre rapero del underground malagueño, cierra de manera reflexiva la cara A de un disco que arranca su cara B con la rabia de “Fuck that” (con OG Gara), la contundencia de “Mi visión”, o la ácida “Clean”. Una salva de puñetazos en la cara que dan paso a las espléndidas “No”, “Vuelan” y “Miedo”. Sorprende la madurez de unos textos dedicados a la violencia machista, el paso del tiempo y la ansiedad. El disco se despide con “Dime que sí”, a medias con Delaossa, el canto de una generación que ya se ha enfrentado a dos crisis pero que mira al futuro con valentía y esperanza. Poesía urbana contemporánea, humilde pero orgullosa, tanto como debe estar Easy-S de “Countach 93”.