Si amigos, han llamado machistas a Zatu y Oscar.
El pasado fin de semana en Vilanova del Sau, Barna, se celebró una nueva edición del festival Bioritme. Un festival que aboga por la mezcla de géneros y variedad de los mismos. Una diversidad que, parece ser, no han entendido muy bien. Durante la actuación del grupo sevillano, por lo visto una asistente se quejó a la organización de que las letras del Zatu habían herido su sensibilidad... El festival, lejos de tomárselo a broma, restarle importancia o, incluso, pararse a escuchar la letra y analizarla, decidió sancionar a SFDK mediante la realización de un curso de formación de género. Los de la ciudad del Guadalquivir se negarían y tras esto el festival decidió vetarlos para futuras ediciones.
Según la organización del festival (representados por la comisión de género) en ningún momento los artistas llegaron a hablar con ellos, ya que los propios managers del grupo se negaron en rotundo.
Nosotros nos preguntamos...¿En que momento, en mitad de un concierto de madrugada, con todo el ciegazo que debes de llevar... Decides sentirte ofendida por una letra e ir a quejarte a la organización del Bioritme? y lo que es peor de todo, ¿Porqué te hacen caso de inmediato sin ni siquiera escuchar el texto?.
Está claro que ni la comisión de género del festival, ni la propia organización, tienen ni puta idea de quien son SFDK. Y si la tienen poco habrán escuchado de ellos, pues su último disco está plagado de referencias feministas y de apoyo a la diversidad.
La época de los ofendiditos
Ya sabíamos que estábamos en un período histórico donde quejarse por cualquier cosa, sea lo pequeña que sea, se ha vuelto tendencia. Donde cada vez hay más gente repelente ofendiéndose por tonterías y denunciándolo tanto públicamente como judicialmente. Esas personas debían ser el alumno que, cuando se iba el profe y se desataba la locura, mandaba callar y amenazaba con chivarse. El típico Flanders al que hace diez años nadie le hacía caso pero ahora se siente poderoso porque se queja y hay alguien que le hace caso. Un Flanders que con poder se siente Dios.
Esto se está yendo de manos. Parece que no hay vuelta atrás. Si le das voz a un loco solo podrás callarlo de una manera drástica, ya que probablemente hable más alto y, en definitiva, más que tú. Hay que escuchar todas las quejas, consejos y críticas. Nadie está diciendo lo contrario, pero siempre analizándolas y no vetando desde la suma ignorancia, haciendo caso al repipi de turno.