domingo. 24.11.2024

Ernesto Castro, es un joven filósofo y escritor hijo del crítico artístico Fernando Castro. Tras doctorarse, comenzó a realizar críticas artísticas. Ha sido descrito como un ponente provocativo, que presenta la filosofía de una forma muy divulgativa y accesible para la gente joven. De hecho, desde 2015 mantiene un canal de YouTube con su nombre a través del cual hace divulgación de la filosofía. En 2019, Ernesto Castro publicó un libro de ensayo titulado, El trap: Filosofía millenial para la crisis en España.

El libro, ha generado bastante polémica entre otros críticos artísticos y artistas como Nega de Chikos del Maíz. En él, Ernesto analiza varios artistas, desde Young Beef o Cecilio G hasta artistas más mainstream como C. Tangana o Rosalía, y a través de este análisis hace a su vez un estudio de las referencias, trayectoria, y realidad filosófica y social que este género tiene en nuestro país. No obstante, el mismo reconoce que aplica sus observaciones desde un punto de vista externo, y lo que pretende con este libro es transmitir las opiniones y impresiones de los propios artistas que analiza a través de entrevistas que les realiza.

El análisis como un todo

Tanto Blánquez como sus detractores alaban el exhaustivo trabajo de campo que ha realizado Castro a la hora de documentarse para su libro y al analizar el fenómeno social del trap en España. Este es muy interesante, en cuanto a cómo presenta el auge de esta música como una reacción a la resaca de la crisis económica de 2008, y al efecto que esta tuvo sobre la juventud española y sus perspectivas laborales y de independencia económica. Cree firmemente que las características del trap se han visto favorecidas y empujadas por un contexto socioeconómico precario, en el que poder destacar y asegurarse una posición social de prestigio es algo al alcance de unos pocos. De ahí derivaría la ostentación intrínseca al género. Básicamente nos presenta el trap como una ostentación de la huida de la clase proletaria, hacia un nuevo escalafón en el que el artista se queda a medio camino, con una ostentación un tanto hortera de elementos “urbanos” pero caros.

¿Un análisis exhaustivo, pero una interpretación muy libre?

Castro analiza otros puntos, como la conceptualización del trap de Gesamtkunstwerk o obra total, en la que la música es solo parte de un conjunto de la obra, en la que tiene igual peso en este caso la producción de video, el estilismo, y el micro universo del artista. Sin embargo, al menos en la entrevista no entra en el análisis del género en cuanto a características musicales en sí. Ernesto Castro defiende que los artistas de trap han sabido relacionar la cultura posmoderna con su trabajo, incluyendo las redes sociales, y han sabido aprovecharse de la situación actual para despegar.

El análisis desde un punto de vista social es muy objetivo, y sinceramente nos parece muy interesante. Es en la interpretación posterior cuando Castro se mete en camisas de once varas y donde ha sido duramente criticado. Especialmente, en cuanto a su interpretación de la relación entre el trap y la política, la cual el piensa que es más estrecha de lo que parece solo que no se presenta de forma explícita.  Según el habría crítica política desde dentro del sistema capitalista en las letras del trap y también feminismo, al liberarse la hipersexualización de la mujer de sus connotaciones negativas. Esto se le ha criticado mucho, y el mismo reconoce que puede haber pecado de sobreanálisis. El caso es que, si los artistas no son explícitos en cuanto a estos temas en las entrevistas, la interpretación que haga Ernesto Castro no deja de ser un tanto subjetiva al no haber una representación de estas temáticas explicita. De hecho, hasta el momento no parece que el trap se pueda relacionar con la política más allá del movimiento ACAB.

El problema ¿Qué es realmente trap y que no lo es?

Otro de los puntos que suscita polémica es la pregunta ¿Qué podemos considerar trap y que no? En su libro, el madrileño incluye a C.Tangana y Rosalía como grandes exponentes mainstream de esta música. Sin embargo, son muchos los partidarios de que ambos artistas han tenido fases en este contexto musical, más bien breves, pero que su trabajo actual y desde hace tiempo va por otros derroteros. El Nega, en su réplica a Castro, hacía una caracterización simplificada del trap en base a su historia desde su origen en USA, describiéndolo como una música cercana al rap con tempos más lentos, eliminación del sample y introducción de elementos electrónicos. Claramente esto no se correspondería con la música actual de los dos artistas mencionados. Un fallo importante de Castro sería el atribuirle menos importancia al análisis de la parte musical, que sigue siendo clave cuando hablamos de un movimiento definido y iniciado por un estilo musical. Si que es interesante la definición que hace el autor no del trap como género, si no como de estilo transgénero, lo que le permitiría esa apertura de miras a la hora de considerar a diferentes artistas dentro o no del panorama junto con su punto de vista más sociológico que musical.

El fantasma del feminismo en el análisis de Castro

Otro de los puntos más criticados, es su análisis de las trapqueens, que se ha quedado reducido a un capitulo prácticamente mientras que los artistas masculinos están mucho más individualizados. El ha afirmado que esto se debe a que el colectivo de artistas femeninas ha hecho más bloque, y en vez de apoyarse en los beef’s para proyectarse y darse a conocer como los artistas masculinos, han ido quedándose atrás. Esto no tiene mucho sentido, ya que el beef no es un elemento exclusivo de la música trap, y si bien si que tiene su auge, no es un elemento determinante del éxito de un artista, como bien se ha visto a su vez en el panorama del rap español. El mismo Castro ha reconocido que esta parte del libro es una de las que mas se autocritica el mismo. El único que parece aplicar la norma del beef a rajatabla es el, que aparentemente ha hecho propia la estrategia que adjudica a los traperos.

Un tema complejo y con mucho por desarrollar

Obviamente, en este breve articulo no podemos extendernos como nos gustaría a la hora de analizar todos los aspectos que tratan Ernesto Castro y Blánquez sobre el trap, por lo que os dejamos algo más abajo un link para que podáis juzgar vosotros mismos. En cualquier caso, consideramos que este tipo de estudios sobre estilos musicales o géneros urbanos o minoritarios son positivos, ya que implican un acercamiento de la academia y la realidad de muchas personas. No obstante, el debate, y la visión interna de estos movimientos deben pesar en el resultado final, por lo que esperamos que este estudio se siga desarrollando y englobe a más ponentes y diferentes puntos de vista. ¡¡Esperamos que os parezca tan interesante como a nosotros!!

Ernesto Castro en Relatos Sonoros: el trap como fenómeno social
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