Llevamos unas semanas un tanto intempestivas para la comunidad del graffiti en nuestro país. Tras la noticia de que en Barcelona se declaraba la guerra al vandalismo, incluyendo dentro de este el graffiti en forma genérica, sin diferenciar ni un ápice, vimos como, sin embargo, el movimiento se veía reconocido públicamente a través de varias exposiciones.
Esto reavivó el debate sobre donde está el límite entre el vandalismo y el arte cuando hablamos de graffiti, tema sobre el que debatimos, ya que nos parece tremendamente interesante.
Ahora un nuevo suceso reaviva esta discusión más aún si cabe, puesto que implica una segunda pregunta: ¿Son justas las condenas impuestas a los grafiteros?
Sorprendido en Palma
El writer de firma Older, fue detenido un poco de rebote. Tras aparecer una pieza de cinco metros de largo en la estación de tren de Soller, en enero del año pasado, la policía buscaba al responsable por un delito contra el patrimonio histórico.
Este fue finalmente identificado al ser pillado mientras realizaba otra pieza muy parecida y con idéntico aka, por lo que se procedió a su detención y procesamiento por ambas piezas. Habría sorprendido hasta en otras dos ocasiones, lo que supone una acumulación de acusaciones, siendo la más grave la de la estación por su carácter de Patrimonio Histórico.
El writer compareció para una vista previa que se cerró sin acuerdo y queda pendiente de una resolución para el mes de noviembre.
Una multa desorbitada
La condición de patrimonio de la estación, y su reconocimiento como BIC (Bien de Interés Cultural) suponen un agravio en la pena que se le impone a Older,
Como explicó un representante de la empresa que gestiona la estación, cualquier intervención sobre la misma necesita un trámite previo a través de Patrimonio, lo que alarga y encarece el proceso, ya que es preciso un informe y la supervisión adecuados. Se alegó también que debido al tamaño, se tocaban diferentes materiales, y sería necesario usar diferentes técnicas de limpieza.
Todo esto, hace que a Older se le solicite una multa de hasta 16.000 euros.
Y suerte ha tenido de que no se solicite pena de cárcel debido a su falta de antecedentes.
Un poco exagerado
Pese a que el peritaje valora la restauración en unos 7.000 euros, la cifra final que se le reclama al culpable, parece un tanto exagerada, siendo más del doble del presupuesto necesario. No nos queda claro si en esta cifra entran también las condenas por el resto de piezas, ya que cada una puede suponer una multa de más de 600 euros, pero pese a ello, parece un castigo muy severo
Veremos en noviembre como se salda este episodio para Older, aunque pinta bastante fea la situación para el writer, y con las noticias que llegan desde Barcelona, todo indica que se acerca una etapa de castigo dura para el grafitti en nuestro país ¿Viviremos un Die Hard a la española?
Debate en bandeja
Una vez más esta solicitud de condena abre un melón subjetivo y ambiguo en el que encontramos dos posicionamientos fuertes: Vandalismo o arte.
Lo cierto es que en algunos casos la línea entre uno u otro puede ser muy fina, pero lo que está claro es que 16.000 euros por una pintada de cinco metros es una salvajada. Obviamente, esto es muy disuasorio para cualquier otra persona que pensase en plantar una pieza en este lugar, pero aun así no parece muy justo.
Así que si sois writters ya sabéis, ¡Nada de pintar encima de patrimonio histórico! O se os puede caer el pelo.
Veremos que pasa con Older, y si finalmente es condenado.