Morad, el artista barcelonés de ascendencia marroquí que ha puesto en primera línea de batalla a los barrios más olvidados de la ciudad catalana y ha popularizado el drill en nuestro país, vuelve a pasar por el banco del juzgado.
En este caso, se le ha acusado de un intento de hurto y de amenazas contra el propietario de un domicilio en el barrio de El Puxet, en compañía de un amigo suyo. La Fiscalía ha pedido hasta dos años y medio de prisión para ambos. El juicio, programado inicialmente para septiembre del año pasado, se aplazó hasta esta nueva fecha debido a que el rapero alegó estar enfermo.
No es la primera vez que Morad se ve en esta tesitura. Entre otras anécdotas, compareció hace no mucho por otra acusación de hurto del mismo año del mismo barrio. De este juicio salió absuelto por la falta de pruebas definitivas que le implicasen en el mismo. Son comunes también sus roces con los Mossos d'Esquadra, con los que no tiene especialmente buena relación.
Morad versus los Mossos D'Esquadra
En este caso, su abogado ha pedido nuevamente la absolución de Morad.
Las pruebas presentadas contra el rapero y su compañero son el testimonio del dueño del inmueble, y una serie de fotografías tomadas por el mismo en el momento del intento de allanamiento. Los Mossos han argumentado que en estas imágenes se identifica tanto a Morad como a su compañero de forma clara, incluyendo rasgos distintivos como tatuajes.
No piensa así el abogado del artista, que argumentó que la identificación de ambos a raíz de estas imágenes no es clara, que al igual que en el anterior caso, los indicios no son suficientes para dictar una condena tan fuerte, y que esta situación es un sinsentido, ya que Morad no tienen la necesidad de robar para vivir desde hace años con su exitosa carrera musical.
Cabe destacar, que en contra de los argumentos de los agentes de los Mossos, el abogado de Morad ha dejado caer una última bomba sin concretar en su alegato, señalando el contenido ACAB de las canciones del rapero, y concretamente contra el cuerpo policial catalán.
Esta última jugada es un claro intento de enlace con los casos que venimos observando de obcecación judicial con aquellos artistas que manifiestan un claro mensaje ACAB en sus letras.
Morad ha salido del proceso judicial aparentemente tranquilo y confiado en que se resolverá de la misma forma que en el caso anterior.
Pendientes de la resolución
Queda ver como se resuelve este nuevo caso para el barcelonés, y si nuevamente saldrá absuelto del caso o no.
De momento, la noticia ya ha dado pie a que la prensa nacional salte a la palestra para manifestar opiniones y juicios sobre la figura de Morad, que al fin y al cabo se ha vuelto un referente social para muchos jóvenes que se sienten identificados con sus letras.
Artículos como este de Crónica Global, lo bajan del altar social en el que se encuentra, para representarlo como una simple consecuencia del contexto socioeconómico que vivimos actualmente en nuestro país. Una alarma. Una figura que no pretende nada, y que solo manifiesta sucesos corrientes y de actualidad.
Lo cierto, es que Morad se ha convertido en la voz de una clase social que se ve precarizada al extremo. En concreto, la importante comunidad de ascendencia magrebí que se hacina en barrios de los extrarradios del levante de este país, que parece olvidarlos muy a menudo a no ser que sea porque firman un delito.
Su música levanta pasiones, y no es de sorprender, cuando la precariedad y el futuro incierto para un alto porcentaje de la juventud de este país se ven reflejadas en sus letras. No sabemos si el barcelonés pretendía ser adalid de algo al hacer su música, pero lo cierto es que esta parece un cuadro de nuestro presente, y eso en la música siempre suma.
No se puede negar que como pasó en otros momentos, con otros músicos, Morad tiene un pasado y un origen que seguramente arrastre algún tiempo. Pero como hicieron otros, aun así pone voz a una generación que está empezando a colapsar.