El pasado sábado, disfrutamos del directo de Jarfaiter, el cual tras el lanzamiento de su último trabajo, No Soy Nadie, vuelve a rodar por todo el país destrozando los escenarios de cada ciudad. Este fin de semana, tuvimos la suerte de verle en un marco emblemático, como es la sala Spook de Valencia, uno de los enclaves míticos de la ruta, el cual el abulense puso patas arriba.
Y es que Jarfaiter demostró que aunque es un artista hardcore de cabeza a pies, esto no está reñido con presentar una propuesta de directo cuidada y planeada hasta el último detalle, hasta el punto de que el espectáculo que dio en la Spook es uno de los mejores que llevamos este año.
Vamos a comentar un poco los aspectos que nos han impresionado de este directo.
Escenografía y tempos bien medidos
Lo primero que llamaba la atención nada más entrar al ambiente cavernoso de la Spook era la mesa del dj, guarnecida y prácticamente encajonada entre dos hileras de sacos y alambre de espino, como si se tratase de una barricada de la Primera Guerra Mundial.
A esta trinchera saltaba Gekodelarue, productor de buen parte de No Soy Nadie, y dj, contribuyendo a la sensación de tensión al aparecer con la cara tapada por un pasamontañas. Inmediatamente después, veíamos aparecer a Jarfaiter, custodiado por sus coristas, Kaños y Rvkeli, los tres uniformados por Randa. El espectáculo estaba servido para una noche salvaje.
Y es que la sala abarrotada y la escenografía planteada, precedieron a un directo muy bien planteado desde el primer tema hasta el último. Jarfaiter fue poco a poco subiendo la intensidad, intercalando temas nuevos y viejos, comenzando con los que caen más en el boom bap, calentando cuellos, y subiendo poco a poco a través de sus incursiones en el reggaetón, y cerrando con una serie de temas makineros que como no, calaron muy bien en el público de la Spook.
Una subida progresiva de la energía durante el directo a la que el público no tuvo problemas para subirse, y que convirtió la noche en una auténtica rave.
Agresividad y diversión
Los temas duros y agresivos de Jarfaiter, el cual para nosotros ha insuflado una nueva vida al hardcore este año con No Soy Nadie, se vieron intercalados por pequeños speechs del artista, el cual nos sorprendió con un humor seco y arisco que liberaba tensiones entre tema y tema.
Y es que uno de los elementos clave del directo de Jarfaiter, a nuestra forma de verlo, es que el que más disfrutaba del show era el mismo. El artista no paró en la hora y media de concierto, y se pasó los interludios con una sonrisa en la cara que denotaba que se lo estaba pasando en grande, tanto rapeando como interactuando con el público, que se mantuvo muy activo todo el concierto.
Esto, aunque pueda parecer una tontería, le insufló otro aire al directo, y sumó muchos puntos a un concierto que ya de por sí fue una auténtica animalada. Ver a Jarfaiter ponerse serio para anunciar que iba a darle un giro de 360 grados a su música, para acto seguido aparecer saltando con un bate, arrancó carcajadas a más de uno de los asistentes.
Un concierto que se hace corto
Y es que hora y medio de directo, con una pequeño descanso intermedio en el que el interludio de No Soy Nadie mantenía la atención del público, se pasó muy rápidamente, especialmente cuando en el último tercio los golpes de electrónica se tradujeron en algunos de los pogos más grandes que hemos visto en un concierto de rap.
La prueba definitiva bajo nuestro punto de vista de que este directo, tiene papeletas para ser uno de los mejores de este año. Aún quedan algunas fechas para que podáis disfrutar de la energía arrolladora de Jarfaiter y de su tour No Soy Nadie.