En los últimos años, hemos visto un desarrollo de los directos tanto a nivel nacional como internacional. Un acto que hasta hace unos pocos años era sencillo, casi como asistir a misa (una sala, un escenario, un artista rapeando y un dj en su espalda), en los últimos años se ha ido volviendo cada vez más complejo, añadiendo elementos a esta ecuación.
Obviamente, esto es una generalización. Podemos seguir encontrando en la escena artistas que se apegan a esta fórmula, ya tradicional, y a la que muchos no podemos evitar seguir encontrándole encanto. La melancolía tira, y además esta formación tiene el encanto de la simpleza, algo que no se puede adornar.
Pero sí que podemos ver much@s artistas que intentan sumar a este planteamiento. Darle al público algo más, en la búsqueda de que su espectáculo en directo marque memorias.
Diferentes categorías
Dentro de esta búsqueda, obviamente encontramos niveles de inversión y complejidad. Obviamente, no todo el mundo puede invertir lo mismo en un espectáculo. Pero en su medida, podemos encontrar esta implicación.
Uno de los formatos más comunes, es la adaptación de los temas para interpretarlos en directos con músicos. Algo que por muy pequeño que parezca, cambia el sonido y sorprende agradablemente al público, funcionando claramente. Es el caso de discos como el Tirititando de Fernandocosta.
También encontramos más abundante la presencia de bailarinas en los directos. Grupos como Las Ninyas del Corro, La Mala o Woyza & Galician Mesengers incluyen este recurso para dinamizar los directos y aportar nuevos inputs.
La inversión en audiovisuales y proyecciones también ha despegado de forma brutal. El directo de Hijos de la Ruina, que se limitaba a Natos, Waor y Recycled sobre el escenario, alcanzaba otras cotas de impacto por un trabajo de proyección y audiovisual espectaculares.
Obviamente, si nos vamos a las grandes ligas, encontramos auténticas teatralizaciones del directo. Rosalía rompió límites con la gira de Motomami por lo impactante del directo, casi repartido en actos, con cambios de vestuario e incluso buscando emplazamientos especiales, que no consistiesen únicamente en un escenario, sino que convirtiesen el directo en algo limitado, especial.
Pero quien sin duda se lleva la palma en este sentido ha sido Kendrick Lamar.
Una auténtica obra teatral
Kendrick rompía récords con su último disco, Mr Morale and the Big Steppers. No contento con ello, el artista estadounidense volvía completamente locos a sus fans con un directo espectacular, en el que la teatralización del mismo alcanzaba cotas nunca vistas antes en un rapero.
¿A qué se debe esta búsqueda de la espectacularidad? Tenemos algunas teorías.
Por un lado, es obvio que en muchos casos esta búsqueda responde a la propia inquietud de los artistas por desarrollar su arte en todos los aspectos. Pero esto, deriva en parte del desarrollo del panorama en los últimos años.
La popularización internacional del rap, en prácticamente todo el globo, abre nuevas posibilidades a los artistas que destacan y tienen una repercusión lo suficientemente notoria como para poder reinvertir en este tipo de inputs. Esto, era impensable en muchos países hasta no hace mucho.
Como nos comentaba El Langui cuando le entrevistamos, a inicios de los 2000 en España a él le miraban raro por querer introducir fuegos artificiales en sus conciertos. A día de hoy vemos no solo eso, sino también proyecciones, coreografías, cambios de vestuario, músicos, etc ... Buena parte del panorama lleva mucho más allá esta búsqueda.
Esto sería impensable no solo por recursos, si no por lo cerrado del panorama hace unos años, en un momento en el que estaba tan presionado que no había margen para poder salirse por estas tangentes.
Obviamente, en USA, donde llevan mucho más recorrido, desarrollo, y repercusión social, esto llega a puntos impensables, como es el caso de Kendrick.
El interés por desarrollar visualmente los directos, también tiene una base en como la industria musical ha ido poco a poco empujando a los artistas a la necesidad de dar un apoyo visual fuerte a su música. Lo hemos hablado en otras ocasiones: El desarrollo del trap en nuestro país arrastró la tendencia a la búsqueda de una Gesamtkunstwerk u obra total, que se apoye en más de un tipo de estímulo.
Una búsqueda que ha ido poco a poco motivando a los artistas a la producción de un mayor número de videoclips, de mayor calidad, el desarrollo de estéticas personales, y finalmente, a la búsqueda de un mayor impacto visual en los shows.
¿A dónde vamos a llegar?
El desarrollo de género y allegados en nuestro país está alcanzando unas cotas impensables hace apenas 10 años. Si ponemos el punto de vista en USA, cabe esperar que seguiremos la estela del país que le dio a luz.
¿Puede que veamos en algún momento artistas españoles desarrollando el trabajo conceptual en directo de Kendrick? Puede ser Tenemos artistas como Lasole, que sin llegar a esos números, apuestan ya por este tipo de acción en los directos.
Solo podemos esperar y ver con qué nos sorprenderá el rap nacional, el cual por mucho que algunos se quejen, está en plenas facultades y con un desarrollo vertiginoso.