sábado. 26.04.2025

Me paseo por mi cuenta de Spotify y no puedo evitar sentirme ligeramente aburrido. Sonará a p****a vieja, pero es así. Dejando a un lado que me satura la cantidad de música nueva que escucho al mes, y que entra y sale de mi cabeza porque no puedo almacenar más, es que ya me parece difícil que nada destaque sobre lo demás. Y no quiero decir con esto que sea mala música, que sean malos artistas, o que no me mole. Es solamente que no lo escucho y pienso "joder que locura de tema". 

Y es que echo un poco en falta esa sensación que tenía al escuchar un artista y quedarme enredado en bucle en su música. Quemarla una y otra vez hasta que me la sabía de memoria. Y ahora es que apena puedo. Abro Spoty, y para mi ocio acabo escuchando lo mismo que los últimos cuatro meses: El mejor disco de Tote, Lebron, algo de Doble V, el disco de Kneecap, quemo Jamila, algo de Rebeliom, de Ill Pekeño y Ergo, del Charlie... y acabo donde siempre, enredado en los temas de Hervé. Y es que últimamente tengo la sensación de que ya no hay ídolos en el rap. 

Películas buenas de egotrips

Pongo temas sueltos y todos son películas. Ya lo decía hace poco Flavor Flav, "Hace falta más mensaje y menos glorificar las drogas". Y coño es verdad. Antes se me hacían pesados los raperos que rimaban todo el rato sobre fumar porros. Ahora parece que dos tercios mueven mierda, y aun así no sé por qué no me lo creo. Ni una barra que me haga pensar un mínimo, historietas de egotrip para darse golpecitos en el pecho. Rimas sobre tías, cuando realmente se coman más denuncias por acoso que otra cosa. Y pienso "Joder esta peña se pega tanto". 

Ya no me meto en la increíblemente abundante cantidad de artistas que dicen gilipolleces como que la tierra es plana, o que transmiten mensajes directamente fascistas. Por que sinceramente el rap nunca ha sido el género más acogedor para algunas cosas, pero al menos no había fascistas, neoliberales ni imbecilidades en las letras. 

Y ojo, el egotrip me mola. Es parte intrínseca del rap. Y si está bien hecho lo disfruto. Pero dame variedad joder, y sobre todo, cúrratelo. Si estamos en esas, dame un buen storytelling, como el Elio. Y aun así, te puedo conceder que tienes unas barras buenas, un productor que es un máquina (y que seguramente se merezca algo más de respeto del que tiene), suenas bien y te montaste bien la película. Pero no puede ser que todo lo que me des sea Hollywood. 

Superando la superación

Avanzo un poco más y llego a un montón de peña que se me abre, que profundiza, que reflexiona. Pero sobre ellos mismos. Y me mola más, pero hey, para conocerme tu vida igual, prefiero que me hagas un biopic. Y está guay que hagas terapia con tu música, pero volvemos a lo mismo. Yo y mi yo y mi Ballantines está guapo, pero era solo una canción, no un disco entero. Igualmente, está guay saber que te lo has currado mucho, pero llega un punto en el que se me repite ese mensaje igualito que el que va de que mueve en una esquina porque es cool. 

Dame algo que me haga pensar un poco, si quiero anestesia tengo un montón de música de discoteca. No digo que me sueltes todo el rato discursos que parecen el panfleto de una mani, pero al menos hazme que me plantee algo. No tiene ni que ser político, puede ser simplemente personal. Una reflexión, un miedo, algo sincero y visceral que me ponga la piel de gallina de verdad. Algo que me de ganas de ponerme tu tema otra vez, y que cuando llegue al siguiente no me parezca lo mismo con distinto timbre de voz. 

La extinción de los ídolos

Hace mucho que no tengo ídolos en el rap. Y es que lo vuelvo a pensar cuando lo dice Jorge en su último disco. Es mejor no conocer a alguien que idolatras, porque seguramente te decepcione. A no ser que seas un fanático, y no hay nada más penoso que ser un fanático. No me interesas tú, pero sí tu música. Sí me dice algo. Si tiene un mensaje, si busca algo más que simplemente que ganes dinero de ella, que debes ganarlo. Pero coño, busca algo más que simplemente hacer lana. Parece que apenas hay artistas nuevos a los que pueda seguir. 

Rap que de verdad me encienda la sangre, me ponga los pelos de punta y me haga dejarme la voz. Y sigo disfrutando del panorama, pero cada vez filtro más, cada vez, me suena todo más igual, me motiva menos explorar. Pero al final, esto solo es una opinión personal. 

El ocaso de los ídolos: La ausencia de serendipia en el rap
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