Lo de este MC de Buffalo es digno de elogio y no me refiero solamente a su ritmo de producción, capaz de hacernos dudar si está hecho de carne o su nombre esconde tras de sí una fábrica –cantidad y también calidad, pues este 2017 ha sacado perlas como Riots On Fashion Avenue digno merecedor de nuestra sección. Sin embargo, desde esta perspectiva sería uno más, bueno sí, pero como tantos otros; por el contrario, lo que le hace excepcional es ese tesón, esa progresión que está consiguiendo que poco a poco vaya ganándose el respeto de todos, incluidos escépticos como quien escribe.
Pero si semejante actitud es digna de elogio por sí sola, en la era de los virales cobra un valor incalculable; así, de ser el último eslabón de la cadena Ghostface Killah – Action Bronson, Westside Gunn ha conseguido librarse de los grilletes definitivamente. Basta con escuchar la mixtape que tenemos entre manos, no solamente nos chocamos de primeras con el vacile de su título y portada –algo recurrente en él, véase su saga Hitler Wears Hermes–, también con el desparpajo de lanzarnos a la cara nada menos que veinticuatro temas con la calidad de un LP, sin que tengamos la sensación de que esté constituido por meros rellenos.
El cachondeo de la presentación con “Green Lantern Intro” muta en un puto rompecuellos de sampleo soul, scratecheos y todos los trucos clásicos que te puedas imaginar pero transmitiendo una frescura que se va a mantener durante todo el trabajo, ya sea a través de precarios temas de minuto y pico como “Fish Freestyle” o revestidos de piano y clase durante cuatro minutos en el siguiente “Lookin Like The Greatest” con Benny. Aunque lo que importa, el verdadero protagonista, es su voz –ahí están las palabras convertidas en gemido en el citado “Lookin Like…”– forzando a que los breves sampleos sólo sean tildes, acentos en el fluir de sus palabras. Y ya era hora. El rap de la Costa Este se había quedado reducido a meros juegos de palabras ingeniosos, al significado de las letras, empecinándose en su defensa como si ésta implicara un estatus cultural superior. Pero lo que ha provocado ha sido su tumba, olvidándose del componente rítmico, musical en definitiva.
Westside Gunn se esfuerza por recordarnos que no estamos ante un libro, bien puede sobrarse haciendo aliteraciones en “Rayful's Plug” pero lo que importa es cómo arrastra los sonidos, los silencios, sus atropellos, picos, llanuras y depresiones sonoras del instrumento vocal: Las insuficiencias de oxígeno y futuro en “Hi-Top Ricky Freestyle”, una lengua que es cuchilla de afeitar con “Shower Shoe Lords”, los labios como un chicle pegado a la suela del zapato sin que puedas despegártelo en “100,000 Machine Gunz” junto a Royce Da 5'9'' y Conway, la inocencia interrumpida de “Summer Slam '88”, regurgitada desde “Bon Jovi”…
Como mucho, si acaso, permite los poemas carcomidos, casi quejíos –“Dear Winter / Bloody Fiegs”. Lo que una mixtape del este debería ser para que no entonemos en su lugar un ‘debió ser’.