Aprovechando que la primera semana del año ha sido algo escasa en cuanto a novedades, regresemos a un álbum que salió hace un par de semanas y pasó algo desapercibido, sobre todo teniendo en cuenta que éste significaba la vuelta al ruedo del MC de culto anteriormente conocido como Mos Def. El trabajo venía acompañado de polémica pues tras el anuncio de su retirada a principios de año, su viaje a África y su posterior retorno de la mano del productor Ferrari Sheppard, se rumoreaba que en este trabajo no iba a rapear como tal.
Semejante afirmación choca un poco con el inicio de este December 99th, pues “NAW” comienza con un sampleo de diálogo digno de un tema de los Wu Tang Clan o de MF Doom. Que luego avance hacia unos compases dominados por el sintetizador y una melodía a lo Kid Kudi todavía le une más a la tradición soul, interpretada ahora por carne robótica. Y es precisamente esa ironía uno de los puntales de los que siempre ha hecho gala el de Brooklyn, esta vez bajo un puente vocal que se alarga hasta el horizonte, subiendo y bajando, alargando y contrayéndose; un placer para los oídos menos obstinados. Así, el renombrado Yasiin Bey propone una forma de fundirse con el paisaje sonoro que probablemente habría fracasado con unos fraseos importados directamente del 4x4.
Las mismas sensaciones se mantienen en el siguiente “Blade In The Pocket”, con una percusión que ya tendemos a identificar con el sur pero que en el fondo tiene más del retro de The Cool Kids y una cadencia de neón a lo Ghostpoet en medio de un spaghetti western blaxploitation. Todas esas capas y más aparecen en un álbum complejo en el sentido de que posee tantas imágenes como maneras de aproximarnos a él. “SPESH” continúa hurgando en esa combinación entre una repetición de salmos obsesivos y una atmósfera etérea, capaz de hacerte flotar, despistándonos, ¿estaremos ante canciones para ponerle a una cita o para navegar en un febril viaje lisérgico? Los silbidos de pájaros finales enlazan con “Local Time”, perdiendo la noción del tiempo, moviendo las alas por un paisaje a ratos lleno de árboles otoñales parisinos, a ratos infectado por el humo de las fábricas de Detroit. De nuevo Yasiin Bey y Ferrari Sheppard nos ponen en contacto con dos partes opuestas de nuestro inconsciente social, imitando los objetivos del álbum, encontrar lo místico dentro de la parodia posmoderna. Éste es el mejor modo de entender la ausencia de rima en un álbum de rap.
Aunque por si esto nos irrita también nos permiten volver a la edad de oro, lanzándose unas rimas gordas en la ligera “Tall Sleeves” o en la rítmica “Seaside Panic Room”. Rimas que tampoco necesitan urgentemente pues los temas pasan uno tras otro a una velocidad trepidante, poniendo énfasis en el aroma que nos queda en el paladar; a escocés con personalidad. Eso sí, a veces el regusto sabe a costas soleadas, arena y calipso –“Shadow in the Dark”–, otras a nerd toquiteando en el insti el Korg –“IT GOES”– o vistiéndose de crooner pasado de rosca –“Special Dedication”.
Variado, marciano y cálido. No se puede pedir más a Diciembre.